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"Estoy triste porque extraño a mi mamá"
Publicado el 15/07/2014 por AMIA
Silvana Alguea Rodríguez, de 28 años, trabajaba en el Servicio Social de
AMIA y tenía una gran vocación por su profesión. Fanática de River,
disfrutaba cosas simples y cotidianas, como el fútbol. Una de sus
características fundamentales era el nivel de entrega que tenía con sus
amistades. Sus amigas sentían que podían hablar con ella libremente
cuanto
lo sintieran.
Vivía a pleno cada momento, cada instante. Siempre encontraba una canción,
una persona que le ayudara a sobrellevar la situación que atravesaba.
Siempre gozando de la vida y de su hija Gabi, que tenía 8 meses cuando la
bomba las separó para siempre.
Así recuerda Gabi Rodríguez a su mamá 20 años después del atentado:
Gabi tenía 8 meses cuando la bomba la separó de su mamá para siempre.
Gabi tenía 8 meses cuando la bomba la separó de su mamá para siempre.
"Una de las cosas más tiernas que vi en mi vida es un chico llorando
y otro
preguntándole qué le pasa. Hablo de niños; chicos chiquitos que
asumimos que
no conocen el sufrimiento, que "están tristes" porque sí, y
que lloran sólo
para llamar la atención. Todos alguna vez debemos haber tenido un momento
de
cuestionamiento y reflexión tras escuchar la pregunta "¿por qué
estás
triste?".
Qué difícil que es responder a un "¿por qué estás triste?".
Tal vez la nena
que 'sólo quiere llamar la atención' realmente esté triste porque las
cosas
no son como ella quiere y tal vez eso le duele. Tal vez se pone
triste
porque sabe que no terminó, que esto sigue de por vida, y porque más
allá
de la edad, es consciente de todo. Tal vez le da tristeza no estar
completa,
sentir que le falta algo.
Fui esa nena toda mi vida, y lo sigo siendo. "Estoy triste porque
extraño a
mi mamá", decía desconsolada a los 7 años. Nunca fue verdad, nunca
la
extrañé. Extrañar es recordar algo y querer que esté cerca de nuevo.
No
tengo recuerdos. Es imposible recordar tus primeros ocho meses de vida,
esos
ocho meses que una vez cumplidos no pudieron mantenerse vivos, por lo
menos
para mí. "Estoy triste porque la quiero acá", entendí después
de algún
tiempo. Pero no es sólo por eso. Es también porque me duele, porque sé
lo
que pasó y porque sé que no era lo que debió haber pasado. El 18 de
julio de
1994 mi mamá tenía que volver a mi casa, tenía que abrazarme y jugar
conmigo, como cualquier otro día. Me entristece que cada vez que hablo de
este tema a mi familia también le afecta y necesito ponerme bien para que
ellos estén mejor. Me pongo triste cada vez que encuentro un dato más
sobre
ella porque me pregunto cómo habría sido mi vida si ella misma me lo
hubiera
mostrado. Me sensibilizo y me impresiona seguir conociéndola y ver la
cantidad de cosas en las que nos parecemos, pero que no podemos compartir
porque ella no está.
Estoy triste, sí. Pero estoy viva. Y sé que tengo una tarea muy larga;
la de
armar este rompecabezas - uno un poco más grande de los tantos que te
gustaba armar a vos -, tengo la tarea de seguir juntando piezas para
intentar formar tu identidad. La tarea de no olvidar ni olvidarte NUNCA.
La
tarea de ser fuerte y no dejarme caer. Estoy triste, no voy a dejar de
estarlo. Pero por más paradójico que parezca, esa tristeza me fortalece.
Porque no es solo tristeza. Cada palabra, cada canción, cada detalle que
sé
de cómo eras me hace ser quien soy yo ahora, y eso es lo que me da
fuerzas.
Estoy triste porque no existen las máquinas del tiempo ni los relojes que
dan vuelta atrás, pero estoy feliz porque sé que estás conmigo y cada
vez
más cerca".
Todas las historias de las víctimas del atentado se encuentran en el
libro
"Sus nombres y sus rostros".
http://elorgullodeserparte.com.ar/
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