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AMIA/Atentado. Perelmuter ex presidente: Hoy la AMIA es otra dirigencia con
otro concepto, es otra comunidad 16.07.2014 13:00 |
Itongadol/AJN.- Luis Perelmuter fue presidente de la AMIA entre 1984 y 1987
y entre 1990 y 1993, después de haber sido su tesorero entre 1975 y 1978,
conversó extensamente con la Agencia Judía de Noticias (AJN) en el marco de
una serie de notas con ex titulares de la entidad que se realizarán durante
este año, en coincidencia con el 120º aniversario de la fundación de la AMIA
y a dos décadas del atentado que destruyó su histórica sede, asesinó a 85
personas e hirió a centenares, el 18 de julio de 1994.
El experimentado dirigente conducía los destinos de la AMIA en ocasión del
primer ataque terrorista en Buenos Aires adjudicado a Irán y Hezbollah, el
perpetrado contra la Embajada de Israel el 17 de marzo de 1992, en el cual
murieron 29 personas y otras cientos resultaron heridas.
A continuación, un repaso por su carrera directiva y su análisis de la
situación actual.

P- ¿Cómo fue su comienzo en la dirigencia de la AMIA?
LP- En ese entonces había un modelo comunitario manejado por partidos
políticos. En el '84 fui motivado por la aparición de la democracia en la
Argentina y el fin del proceso militar, que fue tan duro y doloroso para
toda la comunidad y el mundo. Me presenté dentro del partido (Avodá) en base
a una plataforma que elaboré, y a raíz de la cual fui proclamado. En ese
modelo, sentía que el cargo era del partido y no personal, como puede ser
ahora. Era algo más dogmático y uno tenía que estar sometido y comprometido
al control de su gestión en la AMIA.

P- ¿Cuál fue el punto más destacado de su plataforma?
LP- La instauración del pluralismo religioso. Antes, la ortodoxia era la
única, expliqué que en la Argentina, como en otras partes del mundo, estaban
los movimientos conservador y reformista y el judaísmo laico. Quería que eso
también se viera reflejado en la Kehilá ("comunidad", en hebreo;
denominación que popularmente se le da a la AMIA) y que esos actores
tuvieran participación porque estaban realmente marginados.

P- ¿Tuvo una buena respuesta?
LP- El partido lo aprobó, pero luego no fue tan contundente en el accionar.
Creo que era un tema que requería mucha participación y combate como para
instaurarlo en una primera presidencia. Lo máximo que logré fue que los
grupos del Movimiento Conservador fueran recibidos por primera vez por la
Comisión Directiva de la Kehilá. También quise luchar contra el jérem
(prohibición) de las conversiones en la Argentina, que data de 1920. No tuve
éxito, pero dejé el tema más instalado públicamente.

P- ¿Quién era el líder religioso en ese entonces?
LP- Estaban divididos, pero el que participaba era (Rafael) Kugielsky. Hubo
muchísima pelea y fue muy conflictivo. También dentro del partido porque me
aprobaron la plataforma, pero cuando hubo que aplicarla, fueron bastante
tímidos. No hubo una aplicación automática.

P- ¿Cómo fue su segunda presidencia?
LP- Bajé el perfil de lucha. No me postulé, pero debo reconocer que el
partido me pidió que fuera candidato y acepté por mi compromiso y deber. Fue
muy distinto al primero, ya que nos enfocamos en otros temas. Creamos la
Fundación Tzedaká. Fue la primera medida porque entendía que la comunidad
debía tener una independencia económica y quería crear un fondo en el cual
participaran contribuyentes que no estaban cerca de la Kehilá. Como la gente
no estaba participando, estaba un poco marginada y la veía en forma distinta
a como lo hacíamos nosotros. Se creó con siete fundadores que no eran de la
AMIA, pero eran personas físicas. La idea era que cuando terminasen su paso
por la vida, el carácter de fundador pasase a la AMIA. Ello no se cumplió:
la AMIA no se quedó con la fundación, que hoy en día es independiente. Creo
que cambiaron las normas, pero lo que se pretendía era tener un cuerpo
orgánico que comenzara en forma independiente de los distintos factores de
la comunidad y creara un soporte económico para ella. Porque la Kehilá tenía
como objetivo la ayuda escolar y social, pero el presupuesto era bastante
alto. Antes se sostenía que la Kehilá no debía tener superávit y yo era
contrario a eso: entendía que debía tenerlo y también una independencia
económica para solventar todos los subsidios para la ayuda social, la
cultura y la red escolar.

P- ¿Fue un proyecto exitoso?
LP- Sí. Gracias a él tenemos nombres de figuras y líderes de la comunidad
judeoargentina.

P- ¿Cuál es el recuerdo más vívido que tiene?
LP- En abril de 1993 se cumplió el 50º aniversario del Levantamiento del
Gueto de Varsovia y participamos allí. Pasamos por los campos de Auschwitz y
Majdanek, y cuando estábamos recorriéndolos con mucho frío -una temperatura
insoportable- escuchamos el relato de que los prisioneros del campo usaban
solamente un uniforme y caían muertos de frío. Eso fue muy duro. Esa hora
que estuvimos caminando ah,í lo único que queríamos era pensar no en lo que
estábamos sufriendo, sino en lo que ellos sufrían, que por lógica era mayor
por estar menos abrigados y mal alimentados. Esa imagen es imborrable en la
mente humana.

P- ¿Cómo es que la AMIA fue invitada a esa actividad?
LP- Era una convocatoria mundial, estuvieron comunidades de todo el mundo.
Viajé con (el futuro presidente de la AMIA) Oscar Hansman, otros directivos,
algunos sobrevivientes de la Shoá y Graciela Jinich, que era funcionaria del
Museo del Holocausto. Éramos aproximadamente 15 personas.

P- ¿Qué otro recuerdo podría destacar?
LP- El primer viaje a Israel de un presidente constitucional en ejercicio en
la Argentina, Carlos Menem. Fue una cosa muy anhelada por la Mediná (por
Israel). Fuimos el presidente de la DAIA, David Goldberg, y yo. Recuerdo el
significado político que tuvo para Israel. Las experiencias personales
pueden ser cuestionadas porque hay gente que simpatiza con el ex Presidente
y otros que no, pero para Israel fue importante. Nuestro acompañamiento fue
muy reflexionado por la directiva.

P- Cuando viajaron, ¿lo sintió comprometido?
LP- Con los entonces secretarios de Legal y Técnica, Carlos Corach y general
de la Presidencia, Alberto Kohan hablamos de sionismo en el vuelo.
Evidentemente estaban en otra actitud. No era como cuando estaban estudiando
materialismo dialéctico, era algo muy distinto. Tenían una actitud más
crítica: no era la única verdad revelada, como para mí y los sionistas. No
fueron con un estilo crítico a Israel. El espíritu crítico estaba hacia el
dogmatismo sionista.

P- Luego de haber compartido un viaje con el Presidente, ¿se acuerda qué
pensó en el momento en que estalló la AMIA?
LP- Para pensar en atentados podría pensar en el primero a la Embajada de
Israel, cuando era presidente de la AMIA. Podría haber sido una revancha por
la actitud que tuvo Menem al viajar a Israel con una comitiva de ministros y
comandantes en jefe. Aparte de asociarlo al terrorismo de Estado, lo
importante es que me quedó el tema de la participación local, que
evidentemente existió. Ésta fue encubierta antes, ahora y seguirá así a
menos que encontremos un modo de develarla. En ese momento no tenía contacto
con alguien como para llamarlo. Manifestamos nuestra indignación en
protestas y mantuvimos un discurso contra el terrorismo y la participación
local.

P- ¿Tuvo algún contacto con Israel después del viaje y el atentado?
LP- No. Tuvimos contacto con el embajador Itzjak Shefi y participamos en el
proyecto (no concretado) de construcción de una nueva embajada en Belgrano.
Entendimos que había que tener mucha precaución en caso de un segundo
atentado. La AMIA, que era una entidad de puertas abiertas, en la que
entraba cualquiera y ése era su lema, tuvo que hacer un debate para cambiar
de actitud e implementar controles de seguridad.

P- ¿Viajó a Israel en otro momento?
LP- Sí, pero con un motivo distinto: hubo una comitiva de solidaridad cuando
Israel estaba recibiendo misiles desde distintos lados. Fuimos testigos de
que no era únicamente una cuestión periodística. Una noche, a las tres de la
mañana, tuvimos que bajar a los refugios. Eso fue creando una identidad, una
pertenencia al Estado que era paralela a la pertenencia a la Kehilá,
superior y más central.

P- ¿Qué recuerdo tiene de la visita de Ariel Sharon al país?
LP- En ese momento era Ministro de Comercio y yo Presidente de la AMIA. Vino
en visita oficial para hacer tratados comerciales con la Argentina y se le
hizo un almuerzo de recepción, al cual se iba a invitar a distintos
directivos. El partido Avodá, por intermedio de un shelíaj (enviado desde
Israel), resolvió que yo no podía participar porque Sharon pertenecía a
Likud. Para mí fue una frontera entre el compromiso y la ideología. No
participé y me sentí muy confundido: soy un hombre de compromiso con el
partido y también con el control de la gestión. No quería vulnerar eso, pero
entendía que no era correcto que la central comunitaria, que era pluralista,
no recibiera a un ministro de Israel. Para mí era incompatible y fue
realmente duro.

P- ¿Qué conclusión tiene después de su gestión en la AMIA?
LP- Como presidente quise dar el ejemplo y practiqué una kashrut simbólica.
Quise ser coherente con el cargo que tenía, y eso me quedó: hoy en día no
como jamón ni mariscos, ni salgo a espectáculos los viernes a la noche. Esto
se lo debo a mi paso por la Kehilá porque antes no tenía esa costumbre ni
era tan practicante. Además, es muy distinto manejar una empresa privada a
manejar una comunidad tan multifacética como la judeoargentina, que refleja
las distintas corrientes políticas que hay en Israel. Traté de mantener una
participación "de pared a pared", que incluyera a todas las facciones, y eso
era muy difícil porque éramos muy partidarios del consenso. Cuando alguien
hablaba ídish, había gente que no entendía. Tratamos de mantener la
tolerancia al máximo, pero no fue nada fácil y uno no queda satisfecho
cuando esto no se reconoce. Como gestión administrativa, compramos un
terreno grande en el cementerio de Tablada.

P- ¿Cómo está viendo a la dirigencia de los últimos diez años?
LP- Es otra dirigencia, otro concepto, otra comunidad. En el momento que
entré, éramos un cambio de generación de la que hablaba ídish y venía de
Europa. Las cosas van cambiando... No tengo por qué criticar: no participo
de la vida comunitaria y, honestamente, no estoy motivado por los temas
actuales. Antes, la Kehilá era una mutual, ahora es una ONG.

P- ¿La irrupción de la ortodoxia va llevando de nuevo a la Kehilá a lo que
era en su época?
LP- Tengo mis dudas de hacia dónde va, no lo puedo pronosticar exactamente.
Antes pronostiqué que iba a haber un monopolio del Keren Kayemet en la AMIA
y eso se produjo. Dije que la religión iba a tener un gran peso. Pero no
tengo una visión a futuro. Estoy preocupado por el destino de la Kehilá.

P- ¿Por qué?
LP- Me preocupa que las escuelas no tengan subsidios y que la Kehilá sea
económicamente dependiente de factores externos. Mi postura es que debe ser
independiente en todo sentido, desde el punto de vista ideológico y
económico. Creo que la aparición de empresas privadas y la caída del
monopolio hacen que sea más dependiente de una fortaleza económica que no
puede pasar por la recaudación del cementerio. Debería tener más socios,
pero no se cuánto pagan. La mayoría de la comunidad, que no es religiosa, se
manifiesta disconforme porque dice que no la representa. Lo cierto es que
son los defensores de la etnia judía, y eso es incuestionable: no se puede
poner en duda lo que ello significa. Tienen el mismo problema en Israel.

P- ¿A qué atribuye que la "no ortodoxia" no logre atraer al electorado y
llegar al gobierno?
LP- Gran parte es porque no tienen un compromiso de identidad y pertenencia
con la Kehilá Además, creo que el frente no religioso tendría que ser más
coherente: no podemos estar tan fraccionados como antes. Hay un fuerte
fundamento ideológico: el modelo personalista fue cambiando en los '90, y
muchos no se sentían representados. La participación ashkenazí cambió y hoy
en día la impronta sefaradí es más fuerte y tiene una gran preeminencia en
los votos. Cambió mucho la concepción política.

P- ¿Cuando se interrumpe la consulta con usted?
LP- En 1993. Después intenté organizar la construcción del edificio, pero
siento que me separaron. Por lo menos organicé un anteproyecto, pero no lo
terminé.

P- Se cumplen 20 años del atentado, ¿qué reflexión tiene con respecto a esta
fecha?
LP- Es una fecha que nunca va a perder vigencia, pero posiblemente pierda
fuerza. Esto no es únicamente lamentable, sino que también es un hecho
bochornoso. Creo que nuestra misión es tratar de llegar a una pista de la
"conexión local". Realmente no participé mucho en la conducción de la
investigación, pero no creo que alguien pueda ser indiferente a este
atentado, y más los que lo vivieron realmente. Vivir este atentado y el de
la Embajada es nada fácil. Es un recuerdo imborrable. Hace falta una mayor
fuerza política para hacerlo.

P- ¿Qué sintió cuando se propuso el Memorándum con Irán, del cual se cumple
un año?
LP- Me pareció una farsa, algo muy pro iraní para cubrir a la República
Islámica y no investigar el atentado. No tengo duda de que políticamente,
fue para introducir a Irán de nuevo en el mundo de las naciones. No tengo
esperanza de que tenga alguna intención de ayudar a la causa. Al contrario,
para mí va a disolver el efecto de investigar a Irán, que es totalmente
inmune. Insisto en que la parte internacional es Irán, pero la parte local
podría investigarse más, porque la tenemos acá.

P- ¿Cuál fue el momento más difícil que le tocó en su cadencia?
LP- Lo más duro fue que, como era un gobierno "de pared a pared", había una
oposición sistemática que no era constructiva. Eso me dolió mucho porque al
menos merecía la credibilidad de que estábamos actuando para lograr un
diálogo, un consenso, y eso no fue reconocido. Mucha gente jugaba a la
política y yo, a hacer una gestión constructiva y positiva que no vulnerara
los compromisos del partido.

P- ¿Cuál es su mensaje para las futuras generaciones o dirigentes?
LP- Espero que mantengan la identidad de acuerdo al futuro, que pertenezcan
a la AMIA y sigan respetando los conceptos y valores de Israel: solidaridad,
tzedaká. El hecho que esté jubilado no quiere decir que no vea que los
jóvenes tengan nuevos impulsos y puedan adecuarse a la situación de hoy.
Estuve en Israel cuando terminé el secundario y entendí que el Estado no iba
a ser lo que era por las tecnologías y la ciencia. Estudié una carrera en el
kibutz y me dediqué a mi vocación.
http://itongadol.com/noticias/val/76718/video-amia-atentado-perelmuter-ex-presidente-hoy-la-amia-es-otra-dirigencia-con-otro-concepto-es-otra-comunidad.html

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