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Cuánta razón tenía Perón cuando dijo que “la única verdad es la
realidad”,
algo que quedó plasmado ayer en los actos del 20º aniversario del atentado a
la AMIA, donde un puñado de miles de personas, en su gran mayoría judíos,
se congregaron para pedir justicia, un bien que escasea en la Argentina en
este caso.
La sociedad permaneció en silencio en sus casas, en sus trabajos, o mirándolo
por televisión, quizás apoyando el momento de recordación. No
salió a manifestarse masivamente. La realidad es que la bomba que estalló
hace dos décadas en pleno barrio de Once es cosa sólo de los judíos; si no,
no se entiende la poca convocatoria de los homenajes.
¿Dónde estaban las decenas de miles de personas que se congregaron hace
una semana en el Obelisco para celebrar la llegada a la final y el segundo
puesto de la selección en el Mundial?
¿Dónde estaban los caceroleros que protestaban contra el gobierno nacional?
¿Por qué no salieron a repiquetear las ollas en sus barrios, si es que el
Once les quedaba demasiado lejos?
¿Dónde estaban la televisión y las radios que instaron a la población a
participar de las protestas y de los festejos mundialistas? ¿Por qué no
tuvieron la misma arenga en el homenaje a las víctimas de la AMIA?
¿Dónde estaba Cristina Kirchner, quien en sus años de senadora tenía una
activa participación en la comisión de seguimiento de la investigación del
atentado y que tan interesada estaba por firmar el memorándum con Irán para
“esclarecer” lo ocurrido en 1994?
¿Dónde están las decenas de miles de personas y las agrupaciones de
derechos humanos que acuden los 24 de marzo a los actos del Día Nacional de
la Memoria por la Verdad y la Justicia en la Plaza de Mayo o la ex ESMA?
¿Acaso no poder comprar dólares, la recordación de lo que ocurrió en la
dictadura o un logro deportivo son más importantes que el asesinato de 85
argentinos? ¿O será que como gran parte de los que murieron ese 18 de julio
de 1994 eran judíos no les resultó tan importante?
Al final, el senador Miguel Pichetto tenía razón cuando dijo que en el
atentado habían fallecido argentinos-argentinos y argentinos-judíos en la
sesión en la que se aprobó el memorándum.
Pensar que muchos creyeron que le había salido el antisemita de adentro, en
una mezcla de acto fallido con verborragia de tribuna legislativa.
No era así, estaba pintando una realidad que muchos no quieren ver y que, una
vez más, explotó a la vista de todos en la mañana de ayer: en el ataque
contra la sede de la mutual israelita, sólo murieron argentinos-judíos (aunque
también algunos argentinos-argentinos), por eso la mayoría de los que se
congregaron eran judíos.
Las palabras de Pichetto siguen la línea que marcó su compañero de bancada,
Carlos Saúl Menem, cuando era presidente y el 18 de julio de 1994 llamó al
primer ministro israelí Itzjak Rabin para darle sus condolencias por el
atentado que acababa de producirse en Buenos Aires. La respuesta que recibió
fue clara: “Las condolencias se las tengo que dar a usted”.
Incluso, la Policía Federal tuvo infiltrado a uno de sus agentes de
inteligencia dentro de la AMIA durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y
Menem para investigar la posibilidad de que se llevara a cabo el Plan Andinia
y que los judíos quisieran adueñarse de la Patagonia.
El Estado argentino reconoció su culpabilidad en no haber cumplido su rol de
prevención del atentado y haber “omitido grave y deliberadamente su función
de investigación”, al igual que lo hizo con lo que pasó durante la
dictadura.
Para lo ocurrido con los desaparecidos hace todo lo posible para que se lleven
a cabo los juicios por la verdad, ha indemnizado a los familiares, participa
con funcionarios de los actos oficiales e instituyó un día especial de
recordación.
Nada de esto ha ocurrido con los de la AMIA. ¿Será que no tienen el mismo
valor político los 30 mil desaparecidos que los 85 muertos del atentado? Con
el ejercicio de la memoria también se puede discriminar, porque se constituye
con todo aquello que se decide olvidar.
Hernan Dobry *Periodista y autor del libro Ser judío en los años setenta
junto a Daniel Goldman.
http://www.perfil.com/contenidos/2014/07/18/noticia_0063.html
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