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Breve historia de Moisés Ville (español)
Fuente: Pantallazos de Ruth Ades de Galagovsky
Era el día 14 de agosto de 1889. Un grupo de 824 personas desembarcaron en el
puerto de Buenos Aires. Quedaban atrás las persecuciones(pogroms), las matanzas,
el antisemitismo de la Rusia Zarista. Todo eso se esfumó en cuanto tomaron el
Weser, el vapor que los había conducido a Argentina.
Si bien no tenían experiencia de contacto con la tierra, la ilusión de estos
inmigrantes era transformarse en agricultores. Para ello, antes de iniciar su
viaje habían comprado campos al cónsul argentino.
Pero apenas tocaron muelle conocieron la noticia. Las tierras adquiridas estaban
ocupadas, y si bien se les ofreció otras, en el Chaco no eran convenientes.
Por lo mismo, el Gobierno Argentino devolvió a los recién llegados el dinero
que habían abonado, y estos se quedaron en la "Casa de Inmigrantes",
solos, abandonados.
No se sabe si las 136 familias llegadas en el barco partieron para Palacios o si
algunas se quedaron la ciudad. Lo cierto es que merced a la intervención de
tres joyeros, con el grupo "Weser" y el terrateniente Palacios, el
cual tenía grandes extensiones en la Provincia de Santa Fe(Moises Ville actual
y sus contornos), donde se estaba construyendo en aquel tiempo la línea férrea
a Tucumán.
El 28 de agosto de 1889, se firmaban los contratos entre los inmigrantes judíos
del "Weser" y el terrateniente Palacios, el cual tenía grandes
extensiones en la Provincia de Santa Fe(Moises Ville actual y sus contornos),
donde se estaba construyendo en aquel tiempo la línea férrea a Tucumán.
Llegados a destino, no tenían casas, ni siquiera existían las carpas, así que
fueron alojados en un galpón durante semanas.
Varias familias fueron establecidas en viejos y destartalados vagones de cargas
que se hallaban al borde de la línea férrea. Abandonados a su suerte , no les
indicaron casas ni campos, ni implementos de labranza. Tampoco alimentos. De
cuando en cuando, el colonizador enviaba una bolsa de harina de maíz llena de
gusanos.
Así los colonos empezaron su establecimiento en la Argentina: hambre, soledad,
sufrimiento sin fin.
Palacios se había comprometido para una obra para la cual no estaba preparado,
y dejó a esas familias durante dos meses en medio de la mugre, sin recursos y
sin perspectivas.
Explicar cómo resistieron a los sufrimientos se hace difícil, pues no hay
documentación de aquella época. Lo cierto es que muchos, descepcionados por el
incumplimiento del colonizador, ante la falta de instrucción de cómo arar la
tierra, se alejaron del lugar. Algunos instalaron comercios en Sunchales, otros
se fueron a Santa Fe y varios regresaron a Buenos Aires.
Pero quedaron los más valerosos, los que estaban decididos a ser agricultores y
tenían fe en sus fuerzas, los que eligieron el camino más difícil. De esta
manera se fueron constituyendo dos núcleos de agricultores judíos en las
inmediaciones de la actual Moisés Ville, entre las estaciones de Palacios y
Monigotes.
La situación era terrible en ambos grupos. Era necesaria una fe de hierro para
no largarse por el camino del comercio mucho más fácil.
De los dos grupos, el que más sufrió fue el de Palacios(60 familias). La forma
de vida, en las peores condiciones antihigiénicas, revolcándose en el suelo,
sin pan, sin leche, alimentandose con lo que les remitían de vez en cuando. Los
obreros de las líneas férreas, movidos por un sentimiento de piedad,
distribuian galletas entre los hambrientos niños judíos. Los mozos del
restaurant, así como los viajeros, sabían que en ese lugar había una multitud
de inmigrantes hambrietos y engañados, a quienes tiraban, desde los coches
panes y restos de comida. Los pequeños hambrientos se estiraban a lo largo de
las vías para recoger del suelo aquellos alimentos, y muchas veces se producían
peleas entre ellos por un mendrugo de pan o fruta.
Así vivieron semanas, solitarios, desamparados. Los grandes pudieron soportarlo,
pero los chicos, debido a la falta de limpieza , empezaron a enfermarse. No había
asistencia médica, se propagó una epidemia de tifus a causa de la cual
fallecieron, por agotamiento muchos niños.
La tierra, que debía llegar a ser judía, ocultaba ya en sus entrañas, lo más
precioso de la vida: los cuerpos de sus pequeñuelos.
También en el segundo grupo de Monigotes muchos niños murieron. En breve
tiempo surgieron dos cementerios: uno al lado de Palacios y otro en las cercanías
de Monigotes. Los cementerios hecharon en la zona de Moisés Ville, las bases de
la colonia judía, ligaron a la población israelita al suelo argentino, no
dejaron que sus familias se fueran de aquí.
Dos años más tarde, el Dr. Guillermo Lowental, cuando el Barón Mauricio de
Hirsch ya había fundado las colonias Mauricio y Entre Ríos, quiso trasladar a
los colonos moisesvillenses a esos lugares, pero ellos no quicieron abandonar el
lugar donde estaban formando el tercer cementerio, así como la primera víctima
de un matrero gaucho. Ya antes los colonos se había reunido en la sinagoga y
decidido no abandonar el lugar, resueltos a transportar los restos mortales de
los pequeñuelos de Palacios y Monigotes.
Esa decisión fue cumplida, venció la tenacidad de Lowental y entonces, el Barón
de Hirsch, hizo comprar los campos de Palacios, en el año 1891.
De esta manera se estableció Moisés Ville. Las desdichas habían alimentado la
esperanza, tornandola más fuerte y vigorosa. La fuerza de los colonos quedó
demostrada y a pesar de todo siguieron adelante.
Moisés Ville fue el hito inicial de esa maravillosa visión del Barón de
Hirsch. Fue el primer impulso, ya que a esta colonia siguió la fundación de
muchas otras.
Sirva esta breve síntesis para entender los sufrimientos de aquellos forjadores
de la tierra, de aquellos pioneros sin tacha, de los colonos judíos.
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