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NELSON RIVERA
Libros: Agustín Serrano de Haro
28 DE JULIO 2014 - 00:01
Apuntar nos exige suspender o posponer el mundo. El esfuerzo de hacer
puntería, de apuntar a un blanco reclama poner en funcionamiento una
específica economía de la atención: por una parte, desatender, relegar,
imponer un olvido aunque sea temporal sobre aquellas cosas que, desde
adentro de nosotros mismos o desde lo que nos rodea, nos inquieren y
perturban; por la otra, será menester, no concentrarse sino mucho más:
reconcentrarse, potenciar la atención en el objetivo de dar en la diana.
Hacer puntería es poner al cuerpo y a la mente en disposición de acertar,
asegurar que se alíen en el deseo de dar en el blanco.
Delicado y primoroso libro: La precisión del cuerpo. Análisis filosófico de
la puntería (Editorial Trotta, 2007). Filósofo, fenomenólogo, estudioso de
Hannah Arendt y traductor de sus Ensayos de comprensión al español, Agustín
Serrano De Haro se ha avenido a ensayar filosóficamente sobre el fenómeno de
apuntar y lanzar que, de tan cotidiano y básico, bien podría parecer ajeno a
la voluntad de un pensador. Apuntar y lanzar son condición exclusiva de lo
humano, pero también pasión inveterada, quizás porque fallar es "posible por
principio". Se puede afinar todavía más, llevar la concentración a su
estado de máxima pureza, pero ella no alcanza nunca el estado de certidumbre
total.
Gobernar la mente, apaciguar las distracciones: a ello se aboca el lanzador
antes de dar inicio a su lanzamiento. El proceso de apuntar significa
reconfigurar el espacio: todo blanco ha de estar particularizado
(individualizado) en relación con su entorno. Remítase el lector a su propia
e insuperable experiencia: hay un instante, justo antes de lanzar una
insignificante bola de papel a la cesta, en el que el tiempo parece
detenerse, en el que un expectante silencio ocupa nuestros sentidos, hasta
que iniciamos el movimiento de nuestro brazo.
Impulso y ponderación; o quizás ponderación e impulso: apuntar demandas
ciertos equilibrios. Esos equilibrios pueden estar asociados a rituales. O
vincular de forma intransferible el instrumento (como el arco de tiro) al
cuerpo del tirador. Serrano de Haro cita a EugenHerrigen, autor de Zen en el
tiro con arco: "todo eso: el arco, la flecha, el blanco y yo estamos
entretejidos de tal manera que ya no me es posible separar nada. Y hasta el
deseo de separar ha desaparecido".
Pensar la puntería es aproximarse a una condición primigenia, es ir en pos
de ese "tino peculiar y algo misterioso", indisociable al cuerpo y al yo.
Hacer puntería es reconocer la falibilidad esencial a lo humano. Porque de
algo cabe certidumbre: "el acierto no es forzoso, pero tampoco es fortuito,
es más bien
gratuito; no es casual, tampoco necesario, es que sencillamente se atina".

http://www.el-nacional.com/opinion/Libros-Agustin-Serrano-Haro_0_453554747.html

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