Rehenes/Francia: Mensaje del presidente de la AMIA sobre la trágica toma de
rehenes en París 09.01.2015
Itongadol/ AJN.- El presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, expresó en
una carta su mensaje sobre la toma de rehenes realizada hoy a manos de dos
terroristas en un supermercado kosher de una ciudad ubicada al este de
París.
Antes que nada quisiéramos decir que acompañamos el profundo dolor que en
estos momentos embarga los corazones de todos los hombres de bien dispersos
por el mundo y que seguramente se hallan anonadados ante tanto horror como
el que se está viviendo actualmente en París.
. es muy difícil encontrar las palabras adecuadas para referirnos a esta
violenta irrupción de un fanatismo absolutamente contrapuesto a aquellos
valores que dignifican a la especie humana y de los cuales depende la vida
en sociedad.
Hay ocasiones en las que uno siente que el silencio, una lágrima o un grito
que quiere surgir desde el fondo del alma diciendo BASTA! tienen mayor
legitimidad que todos los discursos posibles.
Lo sabemos muy bien porque nuestro país tuvo la desgracia de sufrir dos
veces los embates de este terrorismo atroz que hoy golpea a Francia. Lo
sabemos muy bien porque cada 18 de Julio tenemos que decir algo sobre lo que
ocurrió en el atentado a la AMIA de 1994 y a pesar de ello, somos
conscientes de que las palabras nunca alcanzan y que nunca serán suficientes
porque el horror al que pretendemos referirnos excede sus posibilidades.
En estos momentos tan tristes para la humanidad, cuando los temores y la
incertidumbre sobre el devenir se erigen como otra consecuencia de los
ataques recién acontecidos en Francia, es importante no ceder al desánimo y
considerar que, en el combate contra la barbarie terrorista, los países
democráticos están luchando por aquellos valores que hacen posible la
convivencia civilizada de los seres humanos y que resulta sintetizada en la
idea de justicia. Ella es uno de los principales desafíos de nuestra época,
ella es el camino hacia la paz, el cimiento de toda construcción social, y
también, la corona que la enaltece.

Pagina Anterior Proxima pagina