HOTELES DE LA AVENIDA DE MAYO RECUPERAN SU ESPLENDOR
Se la conoce como
la Gran Vía de Buenos Aires, una versión sudamericana del tradicional
paseo de Madrid. Sin embargo, la falta de mantenimiento y el vandalismo
han socavado su status al punto de que la Avenida de Mayo llegó a vivir
etapas de locales cerrados e inmuebles casi en ruinas y ocupados
ilegalmente.
En 2003, una iniciativa de la Subsecretaría de
Patrimonio Cultural del Gobierno de la Ciudad propuso recuperar más de 20
hoteles históricos y promover las actividades comerciales y culturales con
el objetivo de reforzar en Monserrat un circuito turístico que se completa
con San Telmo. Desde entonces, la revitalización fue lenta pero a paso
firme, con la recuperación de edificios como el Teatro Avenida y el Bar
Iberia, entre otros.
“En el Casco Histórico se da un diálogos entre
generaciones”, detalló la arquitecta Silvia Fajre en el Plan de Manejo del
Casco Histórico, para indicar que las intervenciones en esa zona deben
cuidar especialmente la relación de los ciudadanos con su legado cultural.
Actualmente, dos de las joyas de Avenida de Mayo acaban de ser objeto
de intervenciones virtuosas: El Ex Hotel Majestic y el Tango de Mayo,
ambos al 1.300 y en veredas opuestas.
Emplazado en la esquina de
Santiago del Estero, el Majestic fue concebido a principios del siglo XX
como sede de la Caja Internacional Mutua de Pensiones. Luego de un corto
lapso como hotel de lujo, una deuda impaga en 1931 lo convirtió hasta
estos días en una dependencia del Estado.
Rubén Otero fue el
arquitecto a cargo de la restauración integral de las fachadas y del
refuerzo estructural del conjunto torre-cúpula, que comenzó en marzo del
año pasado. El especialista ya había trabajado en la restauración del
Ministerio de Educación de la Nación y el Museo de Arte de Tigre, entre
otras destacadas obras. Esta vez, este edificio de estilo ecléctico le
planteó al arquitecto el desafío de resolver problemáticas creadas por
numerosas intervenciones, “en general desafortunadas”, según señala Otero,
quien explica: “Desde su inauguración, muchas reformas han desdibujado su
eclecticismo armonioso original”.
La intervención más brusca
ocurrió en 1931. Otero detalla que cuando el edificio se adaptó a la
función pública, “la remodelación no pareciera haberse hecho a partir de
un proyecto integral, sino por sumatoria de acciones y necesidad,
despojadas en general del respeto que merece un edificio con alto valor
patrimonial”.
Durante la primera etapa de la actual puesta en valor
se realizaron los cateos y las tomas de muestras para confirmar o corregir
el diagnóstico empírico expresado en el Pliego de Especificaciones
Técnicas. Posteriormente se hizo un análisis petrográfico de los
materiales de reintegración, para desarrollar un símil piedra de la misma
composición, granulometría y color de los originales. Para despejar las
distintas capas de pintura, se aplicó sobre la superficie seca un gel
decapante de base acuosa. Luego se aplicó agua caliente a 90 grados. La
operación se repitió hasta llegar al enlucido inicial.
Otero
recuerda: “El estado general de la ornamentación permitía el rescate de la
forma original. Sin embargo, los revoques planos revestidos “in situ” con
símil piedra, estaban afectados por erosiones superficiales, fracturas y
remiendos con materiales no originales”. En este caso, se estimó su
reconstrucción con un material de igual característica al original,
desarrollado por la firma Tarquini, también responsable del material
empleado en las barandas art decó, en donde se empleó un tipo de
revestimiento que dejó constancia de las diferentes etapas por las que
atravesó el edificio.
La torre fue proyectada como una estructura
independiente de perfilería de hierro y cerramiento murario con
mampostería de ladrillo común de la época. Esta cualidad habilitó la
aparición de filtraciones de humedad por grietas o fisuras que desgastaron
los hierros y produjeron nuevas grietas, retroalimentando la patología.
Los procesos corrosivos se detuvieron con la aplicación de un producto
epoxi-cementicio: la película epoxi encapsula al hierro para que éste
pierda contacto con el aire y el agua, y el agregado de cemento tamizado
permite un mejor anclaje de los revoque y revestimientos.
En la
terraza, ubicada en el séptimo piso, hubo que demoler las divisiones
precarias agregadas por la AFIP. “Esta construcción –seguramente
justificada en necesidades funcionales– constituyó una verdadera agresión
al edificio en sus aspectos formales, estilísticos y testimoniales”,
sostiene Otero.
Ya finalizada la restauración de las fachadas y la
cúpula, la siguiente etapa (aún sin fecha definida) se concentrará en los
interiores.
Tango de Mayo
Para la rehabilitación del edificio de
Avenida de Mayo 1396, los cordobeses de FWAP Arquitectos mantuvieron
varias conversaciones con el Área de Patrimonio Histórico (APH) de la
Dirección de Interpretación Urbanística (DGIUR), de la Secretaria de
Planeamiento del GCBA, quien autorizó la intervención. La iniciativa había
partido de la desarrolladora Eidico Turismo, que planeó la creación de un
hotel en este solar abandonado.
Como sucedió con el ex Majestic,
también aquí las adecuaciones previas destruyeron más de lo que
conservaron. En 1983, una intervención destinada a alojar una casa de
estudios quitó ornamentos en la fachada y unificó cromáticamente la
mampostería. “Estas modificaciones alteraron el funcionamiento de los
diferentes sistemas componentes, como el escurrimiento del agua por la
eliminación de goterones de las molduras, el cambio de niveles en los
pisos de los balcones y la obstrucción de desagües, lo que provocó
lesiones de importancia en el edificio”, explica Javier Zanotti, uno de
los socios del estudio.
Con la ayuda de documentos históricos, como
planos y fotografías, los arquitectos pretendieron darle al lugar el
confort de un hotel con un criterio de restauro más que de conservación,
debido el grave estado de deterioro que evidenciaba el edificio.
En
las fachadas se repusieron los sectores faltantes y se recuperó totalmente
la terminación símil piedra. Se restauraron los núcleos de circulación
originales y se incorporaron dos ascensores de pasajeros y un ascensor de
servicio.
Los muros interiores se demolieron, pero se mantuvieron
la estructura y los perimetrales, según lo solicitó la APH. Los nuevos
muros se construyeron mediante sistemas livianos por vía seca, para no
sobrecargar la estructura existente. Los proyectistas señalan que tuvieron
“poco margen” para cumplir al mismo tiempo con el diseño del hotel y
respetar la estructura edilicia. Sin embargo, pudieron rehacer a nuevo
todas las instalaciones eléctricas, de gas y sanitarias y lograron
implementar el sistema VRV de acondicionamiento térmico que permite un
tratamiento personalizado de cada habitación. Sus equipos pueden ocultarse
en el cielorraso, de modo de no alterar la imagen original de la fachada
existente.
Ficha Ex Hotel Majestic
Comitente: AFIP Direccion de
Obra y Asesoría. Restauracion: Arq. Ruben Otero. Contratista: Tala
Construcciones S.A. Arq. Alicia Fernandez Boan (Asesoría en restauración),
Ing. Sergio Talarico (representante técnico). Jefa de Obra: Gisella
Migliaza.
Ficha Tango de Mayo
Proyecto: FWAP Arquitectos.
Autores: Federico Argüello Pitt, Federico Weskamp, Javier Zanotti, Gustavo
Ostoich, arqs. Colaboradores: A. Martínez, E. Pistone, M. Luz Rame, M.
Canestri. Gerenciamiento de Obra: OXIG. Arquitectura Interior: Milagros
Resta. Colaboradores: D. Martin.
Por Inés Alvarez
-ialvarez@clarin.com