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ENTREVISTA A LARS KRAUME
"No es fácil mirarte al espejo y reconocer que
fuiste un nazi"
El director analiza las claves de su película sobre el fiscal
que persiguió al nazismo cuando nadie quería hacerlo en Alemania: 'El caso Fritz
Bauer'
13.04.2016 – 05:00 H.
Hemos visto tantas películas y leídos tantos
libros sobre lo terribles que fueron los crímenes nazis que resulta difícil
recordar cuando no éramos conscientes del todo de tal cosa. Hablamos de un
extraño fenómeno cultural: la visión canónica sobre el Holocausto -el mal
absoluto- no empezó a cuajar hasta los años setenta. Ejemplo: pocos hicieron
caso a Primo Levi cuando empezó a publicar sus memorias de superviviente de los
campos de exterminio.
Y si los ganadores de la guerra no parecían
especialmente interesados en remover el asunto con el cadáver aún caliente, más
allá de los juicios de Núremberg, imagínense los propios alemanes. O cómo
reconstruir un país cuyos técnicos y funcionarios habían colaborado alegremente
con el nazismo. ¿Purga o pelillos a la mar?
En ese contexto surge un hombre
clave para entender las dificultades para hacer justicia retrospectiva: el
fiscal general Fritz Bauer, que doce años después de la II Guerra Mundial
decidió perseguir a los criminales de guerra nazis. El director alemán Lars
Kraume revisa ahora su figura en un biopic, 'El caso Fritz Bauer', que se
estrena el 29 de abril.
"Hay que entender que Alemania nunca juzgó a los
intelectuales de referencia del nazismo, nunca. Los únicos líderes nazis
juzgados fueron los de los juicios de Núremberg. Una de las dificultades es que
había que demostrar la implicación directa de estos hombres en los asesinatos.
Por eso fracasaron los juicios de Auschtwitz en los sesenta. No era fácil
declarar culpable a todos los que habían participado en la maquinaria. Solo
aquel vinculado directamente con el crimen podía ser castigado", cuenta Kraume,
que pasó por Madrid para hablar de su filme.
La caza de Eichmann
Bauer,
que impulsó los procesos judiciales contra los criminales de Auschwitz, jugó un
papel decisivo en la caza de Adolf Eichmann: el gerifalte de las SS acabó en el
banquillo en Jerusalén tras ser secuestrado por el Mosad en su escondite
argentino. Pues bien: fue Fritz Bauer el que filtró a Israel el paradero de
Eichmann. ¿Por qué un fiscal alemán informó a Israel en lugar de a las
autoridades de su propio país? Porque Bauer no se fiaba ni de la policía ni de
la justicia alemanas. ¿Que por qué no se fiaba de sus compañeros de trabajo?
Porque muchos de ellos habían colaborado con el nazismo, de ahí sus pocas ganas
de remover el asunto. "Las leyes estaban hechas por ex nazis y los tribunales
estaban llenos de ex nazis", aclara Kraume.
El director tiene varias teorías
sobre el gran impacto cultural del juicio de Eichmann en suelo israelí.
"Primero, porque fue el juicio más grande a un criminal nazi desde el de
Núremberg. Segundo, porque Israel lo presentó como un acontecimiento. Lo
trataron como un asunto de propaganda de Estado: la existencia de criminales
como Eichmann legitimaba la existencia del Estado de Israel: Mira lo que ha
hecho este hombre con sus amigos; luego los judíos necesitan su propio país.
Tercero, porque Eichmann fue un nazi con poder: organizó las deportaciones y los
traslados a los campos de concentración. Lo que sabemos sobre Eichmann nos da
idea del grado de locura del régimen. Por último, el libro de Hannah Arendt
convirtió el juicio en algo aún más polémico", explica el cineasta.
Las
leyes estaban hechas por ex nazis y los tribunales estaban llenos de ex nazis
Las peripecias de Bauer (1903-1968) son de traca. Era judío, de izquierdas y en
1933 acabó en un campo de concentración tras participar en una huelga general
contra los nazis. Más tarde se exilió en Dinamarca, fue perseguido durante la
guerra y acabó regresando a su país en 1949 para trabajar en una fiscalía, donde
fue recibido de uñas. “En la justicia vivo como en el exilio”, dejó dicho Bauer.
"La mayor dificultad a la que se enfrentó Bauer fue que el movimiento nazi
recibió el apoyo de la gran mayoría de la población. Acabada la guerra no había
mucha gente en Alemania que no hubiera participado de aquello. Bauer quería algo
muy difícil: que todo el mundo se mirara al espejo y reconociera que había hecho
cosas terribles. Pero la gente casi nunca hace eso. Nadie se despierta por la
mañana y dice: 'Vale, la he cagado y debo cambiar de vida, no'. Bauer no
lograría cambiar esto porque casi todos eran culpables hasta cierto punto",
aclara el director.
¿Deberíamos poner límites a la memoria histórica para
sacar adelante procesos políticos complejos de transición? Kraume no solo no lo
cree, sino que alerta sobre la aparición de antiguos fantasmas sobre el
firmamento político alemán: "No se puede pasar página a algo tan oscuro,
terrible e inexplicable como el Holocausto. Si hemos sido capaces de hacer algo
así, lo podemos volver a hacer. La gente está asustada ahora con la amenaza del
terrorismo, y cuando la gente se asusta, reclama liderazgos fuertes, y de ahí a
exceder los valores humanistas de nuestra Constitución, hay un paso. Acabamos de
tener elecciones en Alemania y el 20% ha votado a un partido nuevo de extrema
derecha porque tienen miedo a los refugiados... Hay que mantener viva la
Historia".
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