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06/09/2020 - 13:06
Clarín.com
La foto es famosa en el mundo entero. A
pesar del paso del tiempo. En ella se ve a miles de personas saludando a Adolf
Hitler en la Alemania nazi. Salvo un hombre. Ese hombre se llamaba August
Landmesser.
El saludo adoptado por el Partido Nacionalsocialista Obrero
Alemán debía ir acompañado del grito de ¡Heil Hitler!.
Todos lo hacían.
Por convicción o por miedo. Pero Landmesser se negó. Nacido el 24 de mayo de
1910 en Pinneberg, Alemania, el heroico rebelde era trabajador de la empresa
Blohm + Voss, en Hamburgo.
En 1931 se afilió en el Partido Nazi, aunque
no lo hizo por simpatías sino para conseguir trabajo, ya que la afiliación era
recurso esencial para obtener uno.
En 1934 Landmesser se había
enamorado. Fue cuando se cruzó con Irma Eckler. Ella también se enamoró
perdidamente pero llevaba consigo un estigma para esa época y ese lugar: era
judía.
El amor supera todas las barreras y la pareja llenó una solicitud
para casarse en agosto de 1935. Pero la misma fue rechazada ya que las Leyes de
Nuremberg, promulgadas en aquella época lo impidieron. Un alemán no podía
casarse con una judía.
No les importó. Se fueron a vivir juntos.
Landmesser fue expulsado del partido nazi. Al hombre no le importaba. Sólo le
interesaban Irma e Ingrid, la hija que ambos tuvieron en octubre de 1935.
El 13 de junio de 1936, el Partido Nazi organizó el bautismo de una nueva
nave de la Armada alemana, la Horst Wessel, en los astilleros de Blohm + Voss de
Hamburgo. Los obreros asistieron en masa y realizaron el saludo nazi. Salvo
Landmesser, que se mantuvo de brazos cruzados. Y entró a la historia.
Esa
foto se convirtió en un emblema del desafío. Pero fue su certificado de
defunción en vida (Museo de la Memoria - Berlín).
Al año siguiente, en
1937, el gobierno nazi emitió una directiva secreta.
"Directiva secreta
del Jefe de la Policía de Seguridad, 12 de junio de 1937: en caso de unión entre
un hombre alemán y una mujer judía, la pareja debe ser llevada a la custodia
protectora inmediatamente después de que se hayan completado los procedimientos
legales. La directiva no es para divulgación pública".
La pareja estaba a
punto de tener a su segunda hija: Irene.
Landmesser trató de huir de
Alemania con su mujer embarazada e hija para dirigirse a Dinamarca. Fue detenido
en la frontera y otra vez le impusieron las Leyes de Nuremberg, por las cuales
fue acusado de "deshonrar a la raza" y de "infamia racial".
Landmesser
fue absuelto en mayo de 1938 por insuficiencia de pruebas pero dos meses después
fue arrestado nuevamente porque seguía viviendo con Irma y sus hijas, ya que
también había nacido Irene.
Su amor y valentía le costó que lo enviaran
tres años al campo de concentración de Börgermoor, donde se utilizaba a los
reclusos para la fabricación de armamento.
Su condena puso en marcha el
edicto secreto e Irma fue detenida junto a sus hijas.
Irma fue pasando
de un campo de concentración a otro: primero en Oranienburg, donde el nazismo le
quitó a su dos hijas que fueron enviadas a un orfanato.
El padrastro ario
de Irma pudo recuperar a Ingrid, que fue criada por su abuela. Irene, en cambio,
quedó en el orfanato.
Irma, que no sabía el destino de sus hijas y
tampoco el de August, fue trasladada a otros dos campos de concentración:
Lichtenburg y Ravensbrück. De allí fue llevada en 1942 al campo de Bernburg,
donde la asesinaron en una cámara de gas.
En enero de 1941 August
Landmesser salió en libertad. No sabía donde estaban sus hijas, ni jamás se
enteró que su mujer estaba en un campo de concentración y un año después sería
asesinada.
Su dolor no terminó allí.
En ese 1941 fue reclutado y
enviado al frente. Nunca pudo reunirse con sus hijas ni saber el destino de su
esposa. El hombre terminó combatiendo en el Bewährungsbataillon 999.
En
noviembre de 1944 fue reportado como desaparecido y presuntamente muerto en una
batalla en Ston, una población de la actual Croacia. Finalmente, en 1949 fue
declarado oficialmente muerto.
Mamá, papá y las dos niñas. Meses después
él terminaría muerto en el frente, ella en una cámara de gas y las pequeñas en
un orfanato (Senri No Michi).
¿Que fue de la vida de Ingrid e Irene?
Ingrid nació en 1935, antes de que entraran en vigor las Leyes de Nuremberg
y escapó de gran parte de la persecución anti judía de la era nazi. La pequeña
vivió con su abuela materna hasta la edad adulta.
La hermana menor de
Ingrid, Irene, nacida en 1937, fue clasificada como judía, por lo que debía
llevar una estrella amarilla en todo momento. Después de un período en un
orfanato en el que sufrió abuso físico, fue adoptada por una familia llamada
Krause en 1940 y luego devuelta al orfanato donde fue nuevamente adoptada en
1941, esta vez por la familia Proskauer.
Pero su suerte siguió siendo
dolorosa. Le cambiaron el nombre por el de Reni Proskauer, pero se descubrió que
su padre, Erwill Proskauer, era judío. El hombre fue llevado a un campo de
concentración.
Irene, de 5 años, fue enviada a un campo de concentración
junto a otros huérfanos. Un conocido logró sacarla del lugar y fue enviada a
Austria durante varios meses. Ella fue la única sobreviviente del grupo de
huérfanos.
Irene, la pequeña que pasó por orfanatos y campos de
concentración
Después de la guerra, los Proskauer volvieron a tener a
Irene, ero los problemas entre marido y mujer hicieron que la pequeña terminara
finalmente en otro orfanato ya que los Proskauer nunca la adoptaron
oficialmente.
Finalmente y después de 50 años, Irene se puso en contacto
con su hermana Ingrid y ambas comenzaron a investigar la historia familiar. Y
dieron con la famosa fotografía de su padre con los brazos cruzados.
Esa
foto se halla expuesta en el centro de documentación "Topografía del Terror" de
Berlín, en la antigua sede de la Gestapo y las SS en el número 8 de la calle
Prinz Albrecht, desde 1945, tras la toma de la ciudad por las tropas del
Ejército Rojo de la URSS.
Hoy, el saludo fascista está prohibido en
Alemania y Austria, y quienes utilicen la frase ¡Sieg Heil! (Viva la victoria)
pueden ser condenados con hasta 3 años de cárcel. Otro tiempo. Una historia
mejor.
Mientras, desde esa foto en blanco y negro, un hombre enamorado,
con los brazos cruzados y rodeado de miles que hacen el saludo nazi, parece
enorme.
Una gran historia de amor. Que ni siquiera la muerte pudo borrar.
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